Camino De Santiago portugués por la costa atlántica
Encontrarse con José Antonio López Salvador, tambien conocido y bautizado como “Pepe Masai Muñana Sana” por la gente del pueblo Masái que habita entorno al Klimanjaro a caballo entre Kenia y Tanzania, o llegando al Campamento Base del Everest, puede resultar tan sorprendente toparnos con él por esos lugares, como hacerlo en el Camino de Santiago, por la Ruta portuguesa de la Costa Atlántica saliendo de Bayona, con sus muletas de carbono INDESmed. Así lo señala un hostelero local como le señalaba a nuestro protagonista, ya que en los últimos 30 años no recordaba haber visto a una persona con movilidad reducida realizar este tramo con muletas… y menos con ese ánimo y predisposición al esfuerzo.
José Antonio es una persona de carácter tan abierto como encantador en el trato. Esto es necesario para acometer 130 kilómetros en diez días hasta llegar la la Plaza del Obradoiro por la Costa Atlántica (Camino Portugués), para enfilar finalmente hacia el interior y llegar a Santiago de Compostela. Bosques, caminos de tierra, piedra o asfalto, son un buen campo de pruebas para las conteras o gomas de sus muletas INDESmed, empuñaduras y demás elementos. Tambien para su avanzada ergonomía y ligereza, a prueba, con un suplemento de 12 kilos en su mochila empujando hacia el suelo ese peso a través de sus hombros, lo que supone un importante lastre que se resolvió de forma muy satisfactoria tras su periplo. Durante 130 kilómetros, ese lastre hizo más duro el recorrido.
Una travesía iniciática también para INDESmed
Velocidad media unos 2,5 kms/hr durante unas 8 horas al día, con paradas para hidratarse, comer, y reponerse. Al final del día, nos confiesa, la “recompensa” en forma de dorada cerveza. Durmió en albergues públicos de la Xunta de Galicia, donde las Personas con Movilidad Reducida (PMRs) tienen cama reservada previo aviso. Una habitación con baño es la plaza reservada a los PMRs que hagan este Camino “iniciático”. JA nos indica que están adaptados perfectamente y en unas condiciones muy buenas.
“Alguna noche”, nos señala José Antonio, “pude descansar poco ya que era como si alguien estuviera cortando el césped junto a mí…” en referencia a los ronquidos nocturnos de algun@ de sus compañeros de albergue. Pero nos señala que estos albergues están muy bien preparados y adaptados para las personas como él que hagan el Camino.
Recuerda su paso frente a las Islas Cies y su arena blanca que le recordaba al Caribe. Tambien recuerda el Río Lagares, en las proximidades de Vigo. “Una senda fluvial muy placentera, en compañía de mis muletas INDESmed, que no rompen con el silencio de un entorno tan idílico como sobrecogedor”.
Alemanes e ingleses eran sus compañeros improvisados durante su Camino mayoritariamente. Un italiano que se desahogaba puesto que cuando preguntaba por cuánto faltaba hasta Santiago, hallaba siempre la misma respuesta “¡sempre due…!”, aunque faltaran 50 kilómetros. “Al final era cierto y sólo estaba a dos kilómetros del final” nos comenta José Antonio. A la vista Santiago de Compostela
Las conclusiones vitales
“Pepe Masái” nos señala el buen comportamiento de sus muletas INDESmed de fibra de carbono en esta aventura. La visión final de la Catedral en la Plaza del Obradoiro siempre impresiona, independientemente de lo que cada peregrino lleve en su corazón.
La conclusión de José Antonio es tan sencilla como potente: “Volveremos. Si caminas eres feliz. Feliz sólo con lo que llevas en la mochila”. Aunque esa mochila lastre el Camino con 12 kilos, pienso yo. Claro, que Carmen, la inseparable compañera, esposa de José Antonio, hace posible que esa “mochila”, y todo ese esfuerzo se comparta en buena medida, y haga posible todo esto de una manera más llevadera… Y lo que vendrá…